Un montaje judicial a un/a defensor/a de derechos humanos significa persecución

5 razones del porqué:

 

PBI a través de su labor de acompañamiento a defensores de derechos humanos y observación internacional constata con preocupación una continua serie de hostigamientos por medio de montajes judiciales basados en acusaciones infundadas contra defensores. Esta práctica implica efectos perjudiciales para su seguridad y sus derechos fundamentales y obstaculiza su valiosa labor. PBI ve necesario que este tema sea objeto de creciente atención por parte de todas las personas e instituciones involucradas en la protección de defensores de derechos humanos.

 

1. Montajes judiciales a defensores restringen sus actividades de defensa de los derechos humanos

La organización tendrá que dejar de lado su trabajo de defensa de los derechos humanos para dedicar tiempo, recursos humanos y económicos a su defensa. La organización se debilitará aun más si el montaje se dirige contra sus directores/as, coordinadores/as o personas especialmente capacitadas.

De enero 2006 a abril 2007 fue mantenido bajo reclusión hasta la sentencia absolutoria en 1ª instancia Gabriel González, coordinador de una seccional de la Fundación Comité de Solidaridad con los Presos Políticos, mientras la seccional se quedó sin liderazgo y bajó notablemente sus actividades.

 

2. Montajes judiciales a defensores ponen en duda la credibilidad y legitimidad de su labor

Los señalamientos públicos relacionados con los casos de persecución judicial sirven para estigmatizarles socialmente y ponen en duda la credibilidad y legitimidad de su labor. Además crea un ambiente de sospecha generalizada hacia defensores.

En 2003 un oficial del ejército convocó una rueda de prensa en que se sostuvo la existencia de vínculos de las comunidades de Cacarica (Chocó) y la Comisión Intereclesial de Justicia y Paz con la guerrilla. Esta falsa acusación fue ampliamente divulgada en los medios de comunicación, aunque la justicia colombiana no ha podido comprobarla.

 

3. Montajes judiciales a defensores pueden provocar agresiones contra su vida

Un montaje judicial que acusa falsamente al/la defensor/a de colaborador/a de la guerrilla le expone a un riesgo de agresión por parte de actores armados.

En junio 2004, Alfredo Correa, profesor universitario y defensor de los derechos humanos, fue sindicado de rebelión, encarcelado durante tres semanas, absuelto y asesinado pocos meses después de su salida de la cárcel.

 

4. Montajes judiciales a defensores atemorizan y generan desconfianza

Los familiares del/a defensor/a, su comunidad, y beneficiarios de su labor temen ser perseguidos bajo la misma modalidad. Eso puede reducir el apoyo al/la defensor/a y disminuir la participación a sus proyectos. El desplazamiento forzado resulta para muchos la única alternativa y agudiza el aislamiento y la desconfianza.

En 2004 el grupo musical de protesta social Pasajeros fue detenido bajo investigación por rebelión y concierto para delinquir. Después de seis meses salieron en libertad pero por razones de seguridad tuvieron que exiliarse.

 

5. Atacar a un/a defensor/a es atacar a toda una sociedad

Defensores de derechos humanos se dedican a la defensa de grupos tan diversos como mujeres, jóvenes, obreros, víctimas, comunidades campesinas, indígenas, afro descendientes y desplazados. Restar capacidad de trabajo de un/a defensor/a de derechos humanos es afectar a todas las personas que dependen de su apoyo.

 

“La interpretación sensible y consciente de los derechos humanos y la

aplicación de las leyes y los principios constitucionales por parte de los jueces pueden ser factores decisivos para la protección de los defensores de los derechos humanos frente al ostigamiento que adopta la forma del uso y el abuso de los procedimientos judiciales.”

 

Hina Jilani, representante especial del Secretario General de la ONU para los defensores de derechos humanos.

 

Para más información ver Human Rights First, Colombia’s Human Rights Defenders in Danger, September 2007