México D.F., 8 agosto 2015.–Entre los meses de mayo y diciembre de 2015, PBI México divulga una serie de entrevistas a personas defensoras de derechos humanos con las que mantenemos una relación de acompañamiento o de colaboración estrecha. Este mes presentamos la entrevista a Alma Gómez Caballero, integrante del Centro de Derechos Humanos de las Mujeres (CEDEHM), de Chihuahua.

El CEDEHM representa legalmente a víctimas y familiares de feminicidio, desaparición forzada, tortura, trata de personas, violencia sexual, familiar, y además litiga en el ámbito local e internacional medidas de protección para personas defensoras de derechos humanos. Los integrantes del Centro explican que desarrollan este trabajo en un contexto de violencia en el estado de Chihuahua, con un elevado índice de amenazas y asesinatos en contra de personas defensoras y caracterizado por la impunidad, la ausencia de voluntad política por parte de las instituciones del estado, la limitación de recursos, así como la constante amenaza de los grupos de poder. Integrantes del CEDEHM cuentan con medidas cautelares de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos desde 2008 debido a las amenazas, hostigamientos y diversos incidentes de seguridad que han sufrido en su trabajo. 

            Foto: Alma Gómez, integrante del CEDEHM © CEDEHM 

Luchadora social y defensora de derechos humanos

Mi nombre es Alma Gómez Caballero, soy la mayor de cinco hermanos, nací en el Distrito Federal, pero he vivido prácticamente toda mi vida en Chihuahua. Nací en una familia de izquierda, luchadora y desde muy pequeña conocí los movimientos sociales. Soy maestra y actualmente estoy jubilada.

Estudié en la Normal Rural Ricardo Flores Magón y participé como estudiante en las movilizaciones de los años 50 y 60, en esos años la lucha era por la tierra, la seguridad social, la democracia sindical, porque las universidades y las escuelas superiores fueran espacios más democráticos. Ante la respuesta del estado con la masacre en la Plaza de las Tres Culturas de 1968 me incorporé al MAR, el Movimiento de Acción Revolucionaria, una organización guerrillera. Me detuvo la Brigada Blanca en 1973, fui torturada y estuve en prisión sin juicio hasta 1976. En otoño de1973 empiezan a desaparecer compañeros y compañeras detenidos, se dice que hay más de 500 desaparecidos. Al salir de la cárcel por un decreto presidencial, gracias a la presión del Comité de Defensa Popular de Chihuahua, yo ya había entendido que no era posible una transformación social a través de las armas y me incorporé al Comité de Defensa Popular de Chihuahua, pionero en la invasión de terrenos para hacer colonias de viviendas. Cuando se detectaba un terreno vacío lo invadíamos, luego llegaba la represión. En Chihuahua hay unos 5000 terrenos que se consiguieron a través de esta lucha. Lo primero que hacíamos era fundar la escuela para los hijos de la gente que fuera allí.

En 1998 fui la primera mujer de izquierda en Chihuahua que estuvo como diputada en el congreso local. En el año 1994 junto con otros compañeros fundé El Barzón Chihuahua y en el año 2005 el Centro de Derechos Humanos de las Mujeres, donde actualmente trabajo.

La defensa de los derechos de las mujeres

He recorrido un camino, una larga lucha por los derechos humanos, sin ponerles el nombre y sin asumirme como defensora, ahora ya me presento como defensora de derechos humanos. Entiendo defender los derechos humanos como enseñar a la gente sobre cuales son sus derechos y cómo ejercerlos. Eso significa capacitación, lucha legal, la movilización y la incidencia para que cambien las políticas públicas. Es una defensa activa de los derechos humanos la que nosotros realizamos aquí. La justicia aquí no camina sola, tenemos que ayudarle a que camine y a que camine bien. Seguimos en la movilización en las calles, en la lucha política y en la resistencia civil pacífica, a veces no tan pacífica porque siempre hay represión, siempre hay represión.

Como defensora de derechos humanos de las mujeres lo que hago básicamente es capacitar a las mujeres sobre sus derechos. La formación que tuve en mi familia fue que las mujeres somos capaces y debemos y podemos participar en todos los ámbitos de la vida. Desde que tengo uso de razón oí hablar de mujeres heroínas como Valentina Tereshkova [la primera mujer astronauta] o las revolucionarias cubanas cambiando el mundo. Como muchas mujeres en este mundo y en México, he afrontado obstáculos, pero no he sentido que no los pudiera superar. Me ha facilitado las cosas el hecho de que mi compañero y yo estemos en lo mismo, lo conocí en estas luchas sociales. Hemos andado juntos y hemos compartido los deberes y obligaciones de tener una familia, tenemos cuatro hijos varones.

Empecé a trabajar por los derechos de las mujeres desde mi participación en la Organización de Mujeres Barzonistas, allí impulsamos que las mujeres conocieran sus derechos y se involucraran en la defensa del patrimonio familiar. Más tarde, en 1997, por invitación de Esther Chávez Cano, que fue la primera en documentar los asesinatos de Juárez, entré en la lucha contra los asesinatos y desapariciones de mujeres junto con otras organizaciones de Chihuahua. En el año 2002 fundamos Justicia para Nuestras Hijas. Después, en el 2005, fundamos el Centro de Derechos Humanos de las Mujeres para detener la violencia contra las mujeres.

Fundación del Barzón como parte de la lucha por conservar el patrimonio familiar

El Barzón reivindica el derecho a la vivienda, la tierra, el agua, el medio ambiente, contra los transgénicos. El Barzón nace aquí en Chihuahua alrededor de 1991 como un movimiento de campesinos que luchan por conservar su patrimonio agrario, entre ellos estaba la familia de mi esposo. En el año del 94 el problema con los bancos llegó a la ciudad, la gente con créditos inmobiliarios ya no pudo pagarlos. Luego el movimiento se extendió a todo México.

El trabajo del Barzón se apoya en los tres pies de la lucha social, la organización, la defensa legal y la resistencia civil pacífica. Esto para los casos en que ya hubo un juicio y se perdió, por la ignorancia de la gente, por las complicidades en el sistema de justicia, una orden del juez es legal pero no es justa, porque los problemas económicos se deben a una crisis en el país que no es nuestra responsabilidad. Se dejó de pagar al banco porque la gente perdió el empleo o entraron productos agrarios a precios más baratos y no se pudieron vender las cosechas, etc.

Por medio de la organización y de la resistencia civil impedíamos los desalojos. Entonces llegaba la policía, detenían, golpeaban, pero era tan generalizado el problema que algunos presidentes municipales decidieron que no eran cobradores de los bancos. Como la ley les mandaba enviar a la seguridad pública enviaban a dos policías y cumplían. Así se ganó tiempo y mucha gente pudo hacer propuestas, llegar a convenios con los bancos y resolver sus deudas. Después, con la ola de violencia y con la falta de seguridad, en Ciudad Juárez y en Chihuahua desde el 2007, cerraron muchos restaurantes y empresas. También cerró mucha industria maquiladora que ha emigrado a países donde pueden pagar menos a los trabajadores. Mucha gente se quedó sin empleo y no pudieron pagar sus casas. Entonces hay un repunte en la lucha del Barzón, pero ahora estamos con un sector más vulnerable de la sociedad, los trabajadores sin empleo.

Una característica del Barzón en Chihuahua ha sido que nosotros abordamos el problema como un asunto del matrimonio, de la familia. A la gente que venía les decíamos, este no es un problema sólo de hombres, es también de mujeres e hijos y todo el mundo tiene que venir a capacitarse, porque los hijos y la esposa no sabían que no se estaba pagando al banco. Esto hizo que las mujeres empezaran a conocer sus derechos, le dimos un enfoque de género al problema de la deuda.

                 Foto: Alma Gómez durante protesta contra desapariciones © CEDEHM 

Represión de la lucha social

Por la lucha social, desde que tengo uso de razón, he sido reprimida, mi familia ha sido reprimida, mi compañero ha sido reprimido. Siempre he entendido que querer cambiar este país y el mundo no es un asunto fácil, que va a haber represión, va junto. Pero esto no quiere decir que no me afecte. En el caso de mis hijos es más terrible porque yo puedo asumir las consecuencias de lo que hago, pero que les pueda pasar algo a ellos o a mis nietos, eso es terrible. Para mi ha sido fundamental para afrontar esto el que mi familia ha participado en este proceso, mis hijos han andado con nosotros en las luchas, les ha tocado ser golpeados y reprimidos. Y mi larga vida en este ambiente de represión, de incertidumbre, me ha dado herramientas personales y colectivas, para salir adelante. Considero que estoy bien anímicamente.

Un ejemplo de agresiones lo viví en el 2012. En ese año mi fotografía apareció en las redes sociales con el texto “se busca”, como si fuera una criminal. Esto venía de jóvenes del movimiento priista, las juventudes del gobernador. Ocurrió a mi regreso de Nueva York, donde representé al Centro de Derechos Humanos de las Mujeres. Junto con más de 40 organizaciones de mexicanas participamos en la revisión de México por parte del Comité CEDAW [Convención sobre la Eliminación de todas las formas de Discriminación Contra la Mujer]. A mi regreso hubo una campaña contra mi y contra el CEDEHM. Se decía que nosotras no queremos que se resuelvan los problemas, porque estamos hablando mal de Chihuahua y de eso vivimos y lucramos, que las maquiladoras se estaban yendo porque denunciamos los feminicidios. La gente pensaba que perdieron su empleo por culpa nuestra. ¿Por qué no les dicen que las maquilas se van porque les pagan a los trabajadores menos en otros países?

Aquí hay un férreo control de los medios de comunicación, publican lo que les dice el gobierno del estado. Es muy difícil presentar los temas que trabajamos y tenemos que usar los mecanismos nacionales e internacionales para denunciar.

En 2010 y 2013 han roto los vidrios de las ventanas y han entrado en las oficinas. A varias compañeras les han robado pertenencias de sus vehículos, en una ocasión destrozaron todo lo que se refería al CEDEHM.

En los últimos años, a raíz de la atención a las familias de las personas desaparecidas y del acompañamiento psico-social para la atención a víctimas, he reflexionado más sobre el riesgo. La desaparición forzada es un tema que implica mucha vulnerabilidad porque cuando creemos que la responsabilidad es de las autoridades el riesgo está claro, pero cuando no sabes a quien te enfrentas es peor. Hemos tenido etapas de inseguridad, estamos pendientes unos de otros, vivimos con incertidumbre, pero eso no quiere decir que estemos limitados para seguir trabajando. El problema no es tener miedo, es que el miedo te domine. Una vez que tu puedes dominarlo, puedes seguir adelante.

El caso de Marisela Escobedo

Hemos empezado a trabajar la defensa de los defensores de derechos humanos después de acompañar casos como el de Marisela Escobedo.

Ella era una empresaria de Ciudad Juárez a la que le desaparece su hija. Después de presentar la denuncia y de recorrer el camino que han recorrido todas las madres y familiares de mujeres desaparecidas averigua con investigaciones propias que su hija había sido asesinada e identifica al asesino. Lo detienen, hay un juicio y lo absuelven. Esto para Marisela fue terrible. En esa época entra en contacto con nosotras y nos nombra sus representantes legales. Se apela la sentencia, hay un nuevo juicio y se sentencia al asesino pero como andaba libre, no lo volvimos a ver. Marisela se dedica a buscarlo dos años, se va ciudad por ciudad, preguntando a las autoridades si lo estaban buscando y se da cuenta de que la orden de búsqueda se ha quedado en los escritorios. Lo encuentra y se le va dos veces. Se ve obligada a regresar a Chihuahua porque el asesino era parte de grupos criminales y empiezan a amenazarla. Entonces decide instalar un campamento en la plaza frente al palacio de gobierno hasta que encuentren al asesino de su hija y ahí es asesinada el 16 de diciembre de 2010. Al día siguiente queman su empresa en Ciudad Juárez y secuestraron a su cuñado que aparece asesinado. Su hijo y otras personas relacionadas con ella son amenazados, la familia tiene que adelantar el funeral e irse a Estados Unidos. Asesinaron también al joven que le contó cómo había escuchado al asesino de su hija confesar que la había matado. Lo asesinaron a el y a su mamá. Después del asesinato quedamos en una situación muy vulnerable en el Centro, estábamos en riesgo, porque teníamos su representación legal y la habíamos acompañado en movilizaciones y reuniones con autoridades. Alguna gente se fue y era difícil que alguien quisiera trabajar aquí.

En diciembre del 2010 realizamos un tribunal de conciencia por el asesinato. Y el veredicto fue que no hubo justicia para la hija y tampoco para Marisela, porque no se había establecido quien era el asesino. El asesino de Rubí, la hija de Marisela, nunca fue detenido, tiempo después le mataron en un enfrentamiento del ejército con un grupo de delincuentes. Entonces, lo asesinaron pero no hubo justicia para ellas.

El asesinato de Marisela dio la vuelta al mundo. Todo el movimiento de mujeres de Chihuahua estuvo exigiendo justicia. En diciembre de 2010 el gobierno presentó a un asesino y el arma homicida. Un año después presentaron a otra persona. Sabemos que el gobernador tenía una fuerte presión para presentar resultados, llevaba dos meses cuando la asesinaron y vino una avalancha internacional de denuncias. Por eso somos muy escépticas y seguimos pidiendo justicia y preguntando cual de los dos es el asesino. El resultado ha sido una campaña de descalificación, decían que estábamos defendiendo a delincuentes.

Demandas ante el estado mexicano

Pedimos al gobierno municipal que en el plan de desarrollo y en los presupuestos tengan perspectiva de género. Ante seguridad pública municipal demandamos que capacite a la policía municipal en derechos de las mujeres para atender bien denuncias por violencia de género. La mayoría de mujeres víctimas de esta violencia recurren a la policía municipal.

Al gobierno del estado le pedimos que implemente el plan estatal de gobierno, que se hizo con perspectiva de género porque el movimiento de mujeres presentó propuestas y trabajamos con las autoridades. Porque cuando no hay suficiente, cuando hay recortes, se recorta lo de las mujeres primero. Monitoreamos los presupuestos y demandamos que el instituto que atiende a las mujeres tenga recursos. A los diputados del congreso del estado les pedimos que nos permitan participar antes de que aprueben el Código Familiar y que la Comisión de Equidad, Género y Familia trabaje con el movimiento de mujeres para impulsar cambios legislativos y presupuestos que atiendan las necesidades de las mujeres.

Con la fiscalía y el poder judicial, es una larga, larga lista de pendientes la que tenemos. Necesitamos que el ministerio público, los jueces y los magistrados estén capacitados en derechos humanos con perspectiva de género, que atiendan y consideren los instrumentos internacionales que México ha firmado y los tomen en cuenta a la hora de investigar y de dictar sus resoluciones.

A nivel federal monitoreamos el proyecto de Código Penal Único para la federación, que el actual presidente impulsa. Nos preocupa con que estándares se definirán algunos delitos. En el Distrito Federal o en Chihuahua hay altos estándares, impulsados en parte por el movimiento de mujeres, pero en otros estados no es así. Queremos saber en que dirección será la unificación, para no ir para atrás.

El gobierno mexicano es especialista en quedar muy bien en todo el mundo, crea leyes, un sistema oficial de derechos humanos, Comisiones Estatales, Comisión Nacional, que dejan mucho a desear en su actuación. Es especialista en andar luciendo, legisla, establece pero no funciona.

Tenemos muy mala experiencia con el mecanismo [de protección de personas defensoras de derechos humanos y periodistas]. Hemos estado pendientes desde que se empezó a implementar. Se creó, se formalizó y se estrenó con los hijos de dos compañeros que fueron asesinados el 22 de octubre de 2012, Ismael y Manuelita. Se estrenó muy mal, es muy burocrático. A la familia de Ismael y de Manuelita les dijeron que si seguían en el mecanismo tenían que renunciar a las medidas cautelares de la Comisión Interamericana. Les dijimos, no, no podemos renunciar, es lo único que nos puede garantizar protección. 

             Foto: Alma Gómez durante día de la madre en la Ciudad de México © PBI México 

El apoyo de la comunidad internacional

Para nosotros ha sido fundamental recurrir a los ámbitos internacionales desde el tema de las muertas de Juárez. Hemos usado instrumentos del sistema de derechos humanos de Naciones Unidas y también hemos recurrido al Sistema Interamericano de Derechos Humanos, no solamente en audiencias para presentar la situación sino también solicitando medidas de protección cautelares y provisionales para familiares de víctimas de desaparición forzada y para defensoras y defensores de derechos humanos. Para nosotros ha sido fundamental todo el impulso y el apoyo que hemos tenido de organizaciones como Amnistía Internacional, Front Line Defenders, Brigadas Internacionales de Paz. Hemos trabajado con el Equipo Argentino de Antropología Forense y muchas otras organizaciones, fundamentalmente en Europa, Canadá y Estados Unidos nos han apoyado. Lo que no logramos que se conozca aquí, se conoce a nivel internacional. Entonces a los gobernantes les empiezan a llegar cartas, correos y esto ha servido un poco de freno. Han sido fundamentales las organizaciones y los organismos de derechos humanos internacionales.

Este trabajo aquí en el Centro de Derechos Humanos de las Mujeres y en El Barzón forma parte de ese gran movimiento social que hay en todo el país por cambiar esta sociedad, este mundo. No podemos seguir así, este país se está desbaratando a pedazos y tenemos que organizarnos y movilizarnos para realizar cambios que logren otro futuro para nuestras hijas e hijos.

Yo miro para atrás y estamos peor que hace 40 años, cuando decidí tomar las armas para cambiar este país, pero también creo que nunca es más negra la noche que cuando va a amanecer. 

 

* La entrevista fue elaborada por Susana Nistal y la traducción por Annie Hintz